
Este fenómeno ha sido observado con los telescopios VLT y APEX, que están situados en Chile. Los primeros investigadores en ver el acontecimiento, lo hicieron gracias al desgarramiento de las nubes de gas que giran a gran velocidad en torno al agujero, hecho que provoca la existencia de fuertes fulguraciones.
Los investigadores han utilizado rayos infrarrojos para captar el suceso, debido a que la única forma de ver el agujero es mediante frecuencias del espectro electromagnético y los infrarrojos han sido, en esta ocasión el mejor instrumento para registrar dichas frecuencias.
Schödel, uno de los investigadores presentes en el descubrimiento, ha dicho que "como en términos astronómicos se encuentra cerca de la Tierra y es relativamente grande, en cinco o diez años esperamos ser capaces de observar directamente el gas que gira a su alrededor".
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