lunes, 1 de diciembre de 2008

¡Y...pide un deseo!

Hablamos de estrellas fugaces, esas maravillosas "estrellas que se caen" del cielo y nos conceden un deseo. Estas "estrellas que se caen" son en realidad pequeños trozos de roca, algunos tan pequeños como granos de arena, que están diseminados por el espacio entre los planetas moviéndose a gran velocidad. Cuando esos granitos de polvo chocan contra la atmósfera terrestre, el roce con el aire hace que se quemen emitiendo luz y provocando ese trazo luminoso característico que es tan bonito ver pero que dura muy poco. Hay épocas en el año en que el número de estrellas fugaces que podemos ver es mucho mayor, en algunos casos llega hasta unas cincuenta por hora. Esto se debe a que la Tierra se está moviendo en una región del espacio más densamente poblada por granos de polvo, produciéndose así una «lluvia de meteoritos». Esta mayor densidad de granos de polvo en una determinada región ha sido provocada por la destrucción de algunos cometas. Al mirar el cielo en una de esas noches, las estrellas fugaces parecen todas salir de un «punto radiante», ya que por perspectiva las trayectorias paralelas de los meteoritos parecen juntarse en un mismo punto del cielo; por esa razón, se bautiza a la lluvia de meteoritos con el nombre de la constelación en la que se encuentra el punto radiante.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Ah, pues ahora caigo! a principios de agosto se ven muchas y precisamente se llaman Las Leónidas, no se me había ocurrido pensar que se llaman así porque en esa época estamos en Leo. Gracias por la información