viernes, 30 de enero de 2009

Medusa Inmortal

Efectivamente, estamos ante una plaga en todos los océanos, de una especie de medusa, un hidrozoo de apenas medio centímetro de longitud, pero con una característica que la hace única entre todas las criaturas del reino animal. De hecho, de una forma que la Ciencia aún no ha logrado comprender, la medusa Turritopsis nutricula es inmortal.
A diferencia del resto de las formas de vida conocidas, la Turritopsis nutrícula no muere al alcanzar el estado adulto, sino que tiene la capacidad de "rejuvenecer" hasta llegar a su ciclo juvenil y comenzar el ciclo de nuevo durante incontables veces. Esta especie es capaz de conseguir esta proeza porque ha descubierto la manera de modificar sus células una vez éstas se han diferenciado. Y de hacerlas retroceder a fases anteriores a su especialización. Se trata de un fenómeno llamado transdiferenciación que se puede ver, por ejemplo cuando un órgano dañado regenera sus tejidos. Sin embargo, para esta especie de hidromedusa el proceso es algo corriente en su ciclo vital.

Tras numerosas pruebas con gran cantidad de sujetos, los investigadores llegaron a la conclusión que el ciclo orgánico pasa por alto en esta especie.


La existencia de esta criatura se conoce desde hace más de una década, y sin embargo a pesar de haber estado sometida a gran cantidad de pruebas desde los años 90 para tratar arrancarle el secreto de su inmortalidad, explicar esta nos ha resultado imposible.

A pesar de esto, la voz de alarma no fue dada hasta el pasado verano por la bióloga Maria Pia Miglietta, de la Pennsylvania State University, quien precisamente a causa de una serie de análisis genéticos realizados a decenas de ejemplares de la medusa se dio cuenta de que la especie, originaria de los mares del Caribe, se había extendido prácticamente por todos los oceanos del mundo.
Lo que es capaz de hacer esta medusa, afirma la investigadora, «equivale a una mariposa que pudiera volver a convertirse en una oruga». En sus análisis, Miglietta comparó el ADN mitocondrial de ejemplares de Turritopsis recogidos en Florida y Panamá con otros procedentes de otros lugares del mundo y que habían sido recolectados durante investigaciones anteriores.
Y fue al hacer esta comparación cuando se encontró con la sorpresa de que determinadas secuencias genéticas se repetían en ejemplares obtenidos desde Panamá hasta Japón. En quince de ellos, procedentes de ambos países y de las costas epañolas e italianas, las secuencias eran idénticas. La existencia de este patrón implica una extraordinaria facilidad de movimiento. Y los investigadores creen que esa facilidad, igual que la de muchas especies marinas invasoras, procede de las bodegas y los tanques de lastre de los barcos que navegan por esas aguas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Es sorprendente! seguro que esa capacidad de regeneración servirá para su aplicación en el campo de la medicina.

Anónimo dijo...

Acabo de leer que este año es el Año Internacional de la Astronomía. Lo he visto en www.apea.es
Saludos